miércoles, 3 de enero de 2018

Lágrimas

Lágrimas, partículas de dolor que caen de nuestros ojos, por desilusión, tristeza, mismo dolor o lágrimas forzadas con el único fin de dar pena para conseguir algo, estas falsas lágrimas son fáciles de descubrir, ya que duran un tiempo mínimo debido a que al no ser reales el cuerpo mismo no genera más que una mínima cantidad, estas lágrimas falsas son controlables, no se sufren porque se sabe que su tiempo de vida es corto, y sobre todo las falsas lágrimas no traen con ellas ningún sentimientos, sólo uno, el egoísmo de conseguir algo de un fin ruin como el fingir el llanto.

Las lágrimas de verdad, traen sentimientos por lo general negativo, pero algunas traen consigo felicidad, una felicidad tan grande que se desborda en forma de lágrimas acompañadas de una sonrisa enorme que haga ver al mundo que lo que realmente sientes es que todo va bien, que eres feliz y no necesitas nada más para serlo que lo que tienes en ese instante.

Pero claro, estas dos situaciones son excepcionales y por lo normal la segunda muy difícil de ver, las verdaderas lágrimas de dolor suelen venir acompañadas de una pérdida, un desilusión (estas son de las más dolorosas), una mala decisión, o un mal karma que te lo de todo a la vez. Para solucionar estas pequeñas esquirlas de alma que dejamos ir cuando nada va bien mi solución no es la mejor, la gente dice que hablándolo con alguien de confianza, o bebiendo o yendo al psicólogo se solucionan bien, pero a veces los raros hacemos otra cosa, más larga pero más útil, encerrarse en uno mismo rodear el dolor con tus brazos y estrangularlo hasta que como un fuego sin oxígeno se extinga, esta acción ha de tomarse con determinación porque de esta manera se vive en una lucha interna eterna.

Ante una desilusión el tema de las lágrimas son muy distintas, ya que la guerra interna no es simplemente el dolor y tú, sino el dolor, las preguntas, y tú, estas preguntas que se suelen plantear son por ejemplo el típico ¿Por qué? Pero no es la única, también encontramos el ¿Qué hice mal? ¿No soy suficiente? ¿Qué no tengo o que tiene otro que lo prefiere a pesar de todo de todo lo que hago? ¿Por qué prefiere a alguien o algo que no da nada por ella a aquel que le bajaría la luna, o todas las estrellas del cielo? Estas preguntas son metralla en pleno pecho que para evitarlas se suelen refugiar en tener la cabeza ocupada para no pensar, pero cuando se prefiere pasar solo  las preguntas se evitan no con música porque la música muchas veces da muchas más, si no que la solución es perderse por las calles, y mientras te pierdes por tu ciudad encontrarte a ti mismo, hablar con tu alma, hablar de monólogo contigo mismo hasta que entiendas por ti mismo que la desilusión es problema de confiar en la gente y la vida enseña que confiar no sirve para nada más que para sufrir más así que este tipo de cosas enseñan a seleccionar con más ojo en quien se confía y en quien no.

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